Prólogo.
Escribir es como desnudar el alma, perpetuando emociones pasajeras, definiendo lo irrepetible.
Descifrar el silencio, darle forma a un susurro.
Es como retener el tiempo por un momento entre tus manos.
Es una mera idea, un grito interno que pide ser develado.
En este confesionario de horas sueltas, se pretende entender el propio ser, a través del ejercicio mental de la escritura.
Oda a la muerte.
La muerte tiene curvas de mujer.
busca enigmática como la esperanza,
llegar a nosotros cuan salvavidas.
Cadenciosos labios misteriosos,
Anhelante como el firmamento,
Oscura y melancólica, en estado de introspección.
Libre del confinamiento de la angustiosa realidad.
Quisiera ser como tú,
Solitaria y silenciosa
Delirante y armoniosa.
Pensamientos.
Pozos, lagunas de barro, cinceles azules.
Insignias de muerte, túnicas elegantes como trajes hierofantes.
Poder, odio y dolor, la cuna que mece nuestro mundo pixelado, agrietado, simulado con caricias que ya no siento, con emociones que ya no emito.
Gritos insonoros de almas torturadas, con verdades a medias, con embrujos con tragedias.
Ansiedad ante la muerte inminente de este sitio, en mi presente, donde ya no queda humanidad.
Solo gentes disfrazadas, que se ocultan tras el lente.
Murmullos que se pierden en la noche, oscuridad y luces pasajeras, días sin sueño, sueños sin día.
Acertijos estáticos entre ilusiones y pesadillas. Angustias anticipadas como las horas que carcomen el tiempo entre pisadas.
Ven, acércate y tengamos una cita de recuerdo.
"Te voy a decir el secreto de la magia, cualquiera puede hacerlo.
El arte es magia y la magia es arte.
Escribir o dibujar es un acto mágico de invocación y transformación, es alquimia en acción.
Se trata del acto definitivo de la magia , crear de la nada"
- Alan Moore
Pensamientos al azar.
Los tréboles y el azar, ¿Qué bella suerte me traerán?
Radiante luz, sentimental.
No me quiero imaginar, su figura espectral en mis ojos cristalinos,
abrumados mis sentidos, inocente como un niño en el juego del destino he sufrido un desatino.
Anidando en mi latir un sentimiento genuino.
Ardera mi mala racha, cuan rastrillo a la maleza.
Vive en mi naturaleza, agrietar la realidad e impregnarla de belleza,
La suerte siempre a mi paso, voluntad de imaginar y vivir en la sorpresa.
En mi habitación.
Introspección, 3 paredes blancas, en una existe una ventana que trae consigo el frío y ligero viento de madrugada. Momento trémulo e insonoro en donde solo se percibe el interior mismo de bastos espinos ondulantes en descenso, que atemorizan pero se alivian con la brizna.
Lejanos murmullos misteriosos sin rostro. Estática, frecuencias y vibraciones que no se pueden apresar en las palmas de mis manos, me agrada pensar que soy tan ligera como una hoja, como estas horas en donde todos duermen, camino en pos del segundero, curioseando letras que se desnudan ante mí, para ser leídas por mí, en este preciso instante en donde el mundo desaparece. Como una habitación desolada en una galaxia lejana o en algún rincón del mundo en en cual puedo sentirme plena, un espacio en donde no me pierdo ni el mas mínimo detalle que me brinda la conciencia en absorta oscuridad.
Un efímero destello, en mi cielo sepulcral, deja huellas duraderas en señal de eternidad, Son las voces espectrales camufladas por el viento, junto al humo de mi aliento en respuesta a sus lamentos, han viajado cada tanto a mostrarme el firmamento.
Voces.
Apreciado consejero de la noche.
Andariego e intelectual en su semblante.
La palabra es su Don, es su talante, pues el verso en el plenilunio es su derroche.
Dulces armas son halladas en sus rimas, en las sombras, pues la aurora me recita.
Mensaje.
Vagamundos con su mente.
Vagamundos con sus pies.
Con un libro es caminante la lectora en el papel, ha creado para ella, pinceladas con sus pies, ya con tinta no marchitan las ideas que pensé. Una o dos veces versé, en mi mente repasé, como canciones tal vez.
Resonaron vibraciones y oraciones otra vez.
Comunican con el viento; un mensajero del tiempo...
Que todo esto ya pasó, que somos estelas de esencia no parece mucha ciencia, pero en el fondo lo es.
La mentira sigue oculta tras los ojos ignorantes, que han mirado al estandarte, la figura del errante, con sus cuernos entornados trastornado a transmutado a su forma primordial; la más terca de las bestias que al tener media la barba se siente ella muy sabia con sus frases de papel.
Le compone a su figura unos senos prominentes para atraer a sus clientes, los sedientos de poder.
Manantial de sacrificios y de sangre en las pezuñas, se está mordiendo las uñas viendo el fin acontecer.
Somos repeticiones.
De nuestra abuela, de nuestra madre...
Una línea continua de gestos y ademanes que enseñaron a los más pequeños a hacerse parte, a tomar su porción correspondida de genotipo.
Pero existe un amalgama, una capa de un color que nunca hemos visto, que viaja en círculos y se posa en nuestras mentes, descendiente a descendiente en estado descendente, son las voces del pasado, las raíces del abuelo, los susurros de mis guías en cada uno de los días se viven uno y mil vidas.
Cada uno va anidando el tejido de la vida que a pesar de las heridas, es canción, también poesía...
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